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En efecto, la artrosis y artritis son dos enfermedades distintas. Pese a que ambas afectan a las articulaciones y en ocasiones pueden manifestarse de forma similar, las causas, los síntomas y los tratamientos son completamente diferentes.
Así, la artritis son un grupo de enfermedades caracterizadas por la inflamación de las articulaciones.
Hoy en día, se conocen más de 100 tipos de artritis, con síntomas que pueden incluir fiebre, malestar, cansancio y afecciones cutáneas, entre otros.
La artrosis, en cambio, es una enfermedad degenerativa que se produce por el desgaste del cartílago. Se trata de una dolencia presente en más de 7 millones de personas en España, afectando sobre todo a las personas de edad avanzada.
Pese a sus diferencias, en ocasiones es difícil asociar el dolor articular a una u otra enfermedad. Por eso, en este artículo repasaremos las principales diferencias entre la artrosis y la artritis para ayudarte a conocer estas afecciones y poder así combatirlas mejor.
Para empezar, los procesos que desencadenan la artrosis y la artritis son totalmente distintos, aunque ambos terminan erosionando el cartílago y el hueso de la articulación.
En la artrosis, el desgaste se debe a que la articulación no recibe suficiente colágeno de la sangre, dificultando así su mantenimiento y regeneración. Con la edad, se suele cambiar la alimentación y dejar de lado el ejercicio, lo que reduce la circulación sanguínea, debilita el cartílago y favorece la aparición de fisuras.
Es por eso que se suele relacionar la artrosis con la edad. En un estado avanzado, el cartílago se erosiona por completo con el rozamiento de los huesos, produciendo rigidez y dolor con el movimiento.
La artritis, por su parte, se debe a una disfunción de la membrana sinovial, que recubre la articulación. Este tejido se inflama y deja de absorber el líquido sinovial, limitando así el espacio entre las articulaciones, lo que termina dañando al hueso y al cartílago, produce dolor y daña el hueso y el cartílago.
De todas formas, la inflamación de la membrana sinovial se puede producir por distintas causas y suele estar asociada a otras disfunciones infecciosas. Así, por ejemplo, la inflamación puede estar producida por una infección por gérmenes externos o la acumulación de cristales de algún producto, entre otros.
Puesto que la artrosis está asociada a la vejez por el sedentarismo, es de esperar que los pacientes afectados por esta enfermedad estén mayoritariamente por encima de los 50 años. La artritis, en cambio, puede aparecer a cualquier edad, siendo entre los 20 y los 40 años cuando existe el mayor riesgo de padecerla.
Por supuesto, al tratarse de enfermedades diferentes, los síntomas también difieren. Aun así, ambas coinciden en el dolor articular, la rigidez y la dificultad de movimiento como los síntomas más destacables.
A pesar de eso, cabe destacar que, en la artrosis, el dolor articular se produce al mover la articulación. La artritis, en cambio, suele causar dolor cuando la articulación está estática, reduciéndose ligeramente con el movimiento.
La rigidez y la dificultad de movimiento en la artrosis suele durar poco tiempo y a menudo disminuye rápidamente con el ejercicio. Además, la articulación suele crujir al moverla y en fases avanzadas puede incluso llegar a deformarse.
Sin embargo, en la artritis, los brotes de rigidez suelen durar mucho más y no suelen remitir con tanta facilidad. Esta suele ser más intensa por la mañana y acostumbra a ir remitiendo a medida que avanza el día.
Pero si algo caracteriza a las artritis es que a menudo suelen estar asociadas a síntomas generales relacionados con la infección. Los más habituales son la fiebre, el cansancio, la pérdida de peso y el malestar, aunque puede haber muchos otros. Estos síntomas dependerán del tipo de artritis del que se trate y de las causas de la infección articular.
De nuevo, los tratamientos para ambas enfermedades son distintos. En general, las terapias para la artrosis suelen estar enfocadas a disminuir el dolor y mejorar la movilidad de la articulación. En cambio, los tratamientos para la artritis, además de disminuir los síntomas, pueden tener el objetivo final de curar la enfermedad.
Así pues, la actividad física es clave en el tratamiento para la artrosis. La mayoría de las terapias incluyen ejercicios que no supongan un sobre esfuerzo para la articulación dañada y una dieta para la artrosis.
De hecho, el objetivo principal es evitar la obesidad, reduciendo el peso y mejorando la circulación sanguínea, ya que son los dos factores que pueden facilitar la recuperación y reducir el avance de la enfermedad. En lo que respecta a los medicamentos, los analgésicos y los antiinflamatorios son los más utilizados para disminuir los síntomas y los dolores.
Las terapias para la artritis son distintas. Pese a que la adopción de un estilo de vida saludable siempre es útil, cada tipo de artritis suele requerir un tratamiento específico. Los antiinflamatorios y el reposo ayudarán a mitigar el dolor y la rigidez. Asimismo, tu doctor te recetará medicamentos específicos para atacar directamente a la causa de la infección.
¿Sabes qué alimentos son los más adecuados para cuidar tus articulaciones? ¿Te gustaría aprender algunos ejercicios para tratar tu artrosis? ¿Quieres saber cómo prevenir la artritis?
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